De repente despierto en canteras, en baños que no conozco, con una vida distinta, descendiendo en serpientes y en orgías. Mis sueños son borrosos, breves estados de grandilocuencia y sudoración. Los bosques son recurrentes, la niebla. Lobos y razas de gigantes.
Puedo ser una persona religiosa, dormir en la hierba, hacerlo con Dios; él no me ha dejado morir, no sabe cómo hacerlo.
Ellas me rodean, se convierten en un circulo de fuego, en el infierno, pero no es mejor despertar sin la luz encendida, prefiero quedarme ahí.
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