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Audiencias

No llego a entender cómo un tipo sigue lucrando con lo que consiguió en el pasado. Nunca fui partícipe de idolatrar a músicos que hacen de su nombre una leyenda, un negocio lucrativo, una marca de entretenimiento masivo. A mí no me definen los gustos de mis padres, yo no viví en los 60's, no crecí en los 70's. Nací a mediados de los 80's, 3 años después de Rebell Yell, 2 años antes de la creación del Shoegaze, entre el nacimiento de Psychocandy y Darklands, a 3 años de que vea la luz Disintegration. El año que más recuerdo es el 91, año de Loveless, año de Nevermind. Recuerdo el 93 y el 95, año de Siamese Dream y Mellon Collie and the Infinte Sadness, respectivamente. Me identifico con el 98, Adore, y 2 años antes con Placebo. 4 años más tarde con Machina y Kid A. 2002 fue el año de Turn on the Bright Lights y 1 año antes The National. 2003 y su Sad Songs for Dirty Lovers o esa joya llamada Sleeping with Ghosts. Volviendo al 96, 98 y 00, cuando nació la trilogía: Antichrist Superstar, Mechanical Animals y Holy Wood. 95, el año de la industria, The Downward Spiral. Esa música me define. Lo intenté con Pink Floyd y me resbala, me fastidian sus fans juveniles, cualquier persona que diga idolatrarlos habiendo nacido 20 años después de su debut con The Piper at The Gates of Dawn. Yo eso no lo viví y usted, amigo "melómano", tampoco lo hizo, lo hizo mi madre, lo hizo mi padre, mi tío y mi abuelo. La música que me define es la música que nace conmigo, la música que entiendo, la música que siento, la música que crece conmigo, ese lindo 2006 y su Carnavas, 2007 y 23, 2008 y Glasvegas, 2010 y High Violet, 2012 y Bloom. De cierto modo, mi ferviente idea de evolución musical me ha llevado a guardar mi fanatismo por los 80's que nací y los 90's que crecí; ahora son los años que viví y los que lo continuo haciendo, después de todo la música, para mí, es un tema de juventud o al menos de tener ideas frescas y no un refrito mercantil.

Pero me he desviado del tema, al menos del que pretendía tratar con el título. El tema de audiencias, un tema tabú. Un tema que le concierne, amigo "melómano", degustador de cada sonido. Después de todo, ¿quién dice que mis párrafos son acertados? Es muy subjetivo, como el gusto del "mélomano" y su curioso título; ¿quién se lo dio? ¿Usted mismo? Hagamos una autoreflexión, ¿se ha visto cuán patético se ve fingiendo que digiere de todo? Comprando formatos de audio que al igual que Pink Floyd, no tuvo la experiencia de vivir. La pregunta es: ¿eso lo hace parte de una mejor audiencia? ¿Cómo ayuda su perspectiva en la construcción o fortalecimiento de una identidad musical? ¿De qué forma ha aportado en esto? Son muchas las interrogantes planteadas y tan difíciles de resolver. El "melómano" es un fenómeno cultural, las audiencias virtuales, el público se vuelve intangible, todo se inmaterializa; es uno de los conceptos más complejos en la gestión cultural, la definición de muchas subjetividades y sus planteamientos musicales. Esto es un tema doctoral, investigación en su máxima expresión, el descubrimiento del ecuatoriano promedio y su infinita capacidad de digerir todo tipo de música, de adorarla, fanatizarla y a la final, banalizarla.

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